sábado, 2 de enero de 2010

La manifestación de la fe


La manifestación del poder de la fe, radica en la sustancia esencial de la acción, más no en las formas que pueda tomar de su expresión.

La manifestación de la fe cuando pasa de la mecánicidad a la plenitud de conciencia, alcanza su punto de madures para el despertar pleno de la vida.

Quien vive profesando en su vida una fe consciente a cabalidad, entonces vive llenando de vida su propia vida.

El verdadero poder de la fe no es externo, ni se encuentra enmarcado en símbolos, emblemas, pócimas o conjuros, el verdadero poder de la fe, nace de la fuerza consciente del corazón espiritual en cada ser humano.

La manifestación de la fuerza consciente del corazón espiritual, otorga tranquilidad, gozo y regocijo, desarrollando la intuición como la palanca que sostiene a la seguridad en los momentos que se debe transitar por senderos desconocidos.

Vivir en la fe, es sobre pasar toda creencia, dogma o paradigma conocido o por conocer, y posicionarse en la inspiración, como estado sublime de manifestación existencial.

Desarrollar la fe consciente, es una tarea que comienza con la práctica de la fe mecánica dentro de la vida cotidiana, crece con la transformación de lo ordinario en extraordinario y alcanza su punto más álgido cuando te sostiene ante lo desconocido.

La cristalización de la fe consciente, toma forma de milagros y se viste de misterios, escapa a la comprensión de la razón, ya que su poder emana del corazón.

La cristalización de la fe consciente, viaja a través del humo del incienso y se mezcla con el ambiente purificándolo, armonizándolo y protegiéndolo; impulsada por cada palpitar del corazón espiritual y alimentada por la intención y magnetización de la devoción.

El viaje de la fe consciente, se realiza en los vehículos del pensamiento sublime y del sentimiento noble. Ese pensamiento sublime sabe por intuición lo que precisa saber y ese mismo sentimiento noble, percibe el ultra de todo lo aparente.

El sabor de la fe consciente, es degustado en el comedor sagrado del corazón espiritual, desprendiendo exquisitas fragancias, que al ponerse en comunión con los sentidos y las sensaciones, los alinea perfectamente en su condición natural.

El movimiento de la fe consciente, provoca el desarrollo del espíritu y la manifestación de la felicidad como un estado permanente de conciencia, poniendo al ser humano en comunicación directa con su creador.

La fe consciente, llena de poder a la oración, le da fuerza y sentido a la acción y destruye gradualmente toda confusión.

La verdadera oportunidad de prueba a la que es sometida la fe consciente, acontece en el justo instante de la desolación, de lo desconocido o del aparente descontrol, esa es la misma prueba del conquistador; Morir de sed después de haber cruzado todo el desierto, cuando el oasis está detrás de la última duna.

Cuando tu fe es probada, cuando es sometida a pruebas, y resulta no estar muy bien templada, se hace necesario regresar a lo esencial, a los principios que le dieron vida a esa fe, para que desde el corazón espiritual, vuelva a fundirse en el fuego sagrado de dios y comience de nuevo a forjase.

Una fe destemplada, esta agrietada, y solo basta el calor de una batalla para que se desmorone. Una fe agrietada está llena de imperfecciones en su esencia molecular, por tanto, ha de ser sometida tantas veces sea necesario al fuego ardiente de máximas temperaturas para que vaya perdiendo impurezas.

Una fe mecánica, destemplada o agrietada, mezclada con necedad o terquedad, produce las más grandes tragedias para el corazón espiritual de los hombres, conduciéndolos a la frustración, a la incredulidad y la desolación, aniquilando los más nobles anhelos divinos y otorgando el cetro de poder a la razón.

Cruzar el puente semiderruido incierto, oscilante y frágil, constituye un acto de fe consciente. Los anhelos de cruzar, son alimentados con el acto de empezar a caminar, y caminar implica establecer permanentemente puntos de apoyo en cada paso que se da, cada punto de apoyo escogido puede ser visible o invisible, reversible o irreversible y elegido con la razón o con el corazón.

Cuando la camita a través del puente inicio, el regreso ya no debería ser una opción, y con determinación, devoción y acción, al final del camino no quedará más que encontrar la coronación.

La fe consciente se construye en los hechos de cada paso en tu caminar, la fortaleza de esa fe la determinará la solidez de cada pisar y, la victoria de manifestarla plenamente, está en función al número de puentes que hayas cruzado en tu vida.

Pisa con paso firme, avanza con determinación siempre listo, siempre atento, recordando que tu soporte no será el acto de pisar o el madero que te sostendrá, tu soporte será la FUERZA que te impulsa a cruzar.

El Khaminante...